La dimisión de Íñigo Errejón como portavoz parlamentario de SUMAR marca un nuevo capítulo en la crónica de desmantelamientos súbitos que asolan a la izquierda española. Las acusaciones de violencia machista que han precipitado su salida, más allá de su gravedad intrínseca, han vuelto a poner de manifiesto una realidad incómoda: la izquierda española construye castillos de naipes sobre personas concretas, sin prever mecanismos de sucesión ni estructuras capaces de sobrevivir a la caída de sus líderes.
No es un fenómeno nuevo. La historia reciente está sembrada de ejemplos: desde la traumática salida de Pablo Iglesias de la política activa hasta el desmoronamiento de proyectos enteros tras la pérdida de sus figuras principales. La diferencia es que, esta vez, la crisis llega en un momento especialmente delicado para el espacio político progresista, cuando más necesaria resultaba un gobierno sólido y articulado.
Muchas personas creen erróneamente que el marketing político, la estructura del «relato», el gesto, la imagen, etc…forman parte del abecedario del líder político. Uno de los problemas que percibí sobre el ejercicio de la política, es que se asocia con «una forma de entender la vida». Forma de vida «neoliberal» que en la carta de dimisión el propio Errejón reconoce.
Debo decir públicamente que la salida de Errejón me ha dejado impactado, especialmente por los motivos. Es muy condenable lo que supuestamente ha realizado (violencia machista). Pero la condición humana y una conducta intachable son consideraciones extremadamente importantes. Simple y llanamente hay que dar ejemplo.(*)
Las organizaciones políticas españolas de izquierdas deberían de reconsiderar muchas cosas. Por ejemplo: sin estructuras fuertes no hay democracia interna. Sin estructuras fuertes, no hay liderazgos compartidos. Sin estructuras fuertes, se corre el riesgo de que algunas personas las gestionen en todos los niveles con conductas poco decorosas y menos ejemplarizantes.
Quizás os preguntaréis: ¿qué son las estructuras fuertes? Pues en mi opinión aquellas donde el conjunto de afiliados/as de la organización toman decisiones y sobretodo que exista una cultura interna donde el mero hecho de ser «afiliado/a» no suponga la consecución de una prebenda personal.
En la promoción de líderes, no solamente se debe medir por el número de títulos universitarios o posición laboral en la administración pública, que ostente el o la aspirante. Hay que valorar el grado de compromiso y muy especialmente la trayectoria del mismo.
Se puede ser líder político sin tener estudios. Sin mirar por encima del hombro. Sin ser prepotente y no escuchar. Y sobretodo un líder político especialmente de izquierdas por encima de todo tiene que ser persona.
Soy consciente de que soy un idealista. Pero por suerte o por desgracia los ideales hay que defenderlos, por que sin ellos, la humanidad o el pensamiento no existen.
(*) Hay que dar ejemplo. No frecuentar amistades vinculadas con el narcotráfico. No vivir en una vivienda o mansión por encima de las posibilidades de la media a los que dices representar. Tu pareja en la esfera privada debe y tiene que tener también una actitud ejemplar. Y también saber decir NO cuando alguien te haga una propuesta que suponga corromperte.
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